Conversar es uno de los mayores placeres en esta vida, y muy especialmente lo es el hacerlo con personas significativas y amadas. Conversaciones que te nutren, que te ayudan a explicarte, a entenderte, que te aportan mucho e incluso que te transforman. Todos tenemos nuestro pequeño club de conversación, y recorremos a él cuando tenemos que tomar alguna decisión en la vida o revisar algún aspecto. ¡Qué bien sienta conversar con ellos y ellas! Son nuestros amigos o amigas, nuestras parejas, hermanos y hermanas, familia o consejeros. Pero, ¿alguna vez hemos conversado con ellas en base a un dibujo?

Cuando escribí el libro “ZöN, un plan para reinventarse gracias al pensamiento visual”, pensé sobre todo en diseñar una herramienta para el autoconocimiento. La idea era facilitar, a aquellos que pudieran necesitarlo, un espacio de silencio dibujado en solitario, para escucharse, conectar consigo mismos y tomar las mejores decisiones entorno a su universo laboral. Activar el hemisferio derecho apelando a la parte más intuitiva y creativa que todos tenemos era, y es, la apuesta firme del método. El libro lleva en las librerías poco más de cuatro meses y parece que más allá de mi idea inicial está tomando otro rumbo: propiciar conversaciones dibujadas.

Hace poco una alumna que tuve en un workshop muy intenso, me escribió para comentarme que se había comprado el libro y que había quedado con unas amigas aquel domingo para hacer sus mapas. De entrada me sorprendió, pero me encantó la idea; qué buena manera de pasar un domingo diferente, ¿no? La semana siguiente me mandó algunas fotos de las cuatro amigas reunidas en una mesa con sus lápices de colores y sus mapas llenos de dibujos, sus tazas de café y el sol que les llegaba de lejos. Me hizo muchísima ilusión imaginar aquellas cuatro mujeres conversando sobre su presente y futuro laboral en base a sus mapas, dibujando, riéndose (estoy segura de ello: cuando una se pone a dibujar, las carcajadas están casi garantizadas). Las imaginé tratando un tema que seguro habían abordado en múltiples ocasiones, un tema importante como es el propio rumbo laboral y la alineación de éste con el proyecto vital. Pero las imaginé tratando el tema desde otro ángulo, quizás conociéndose un poco mejor, acompañándose durante el proceso. Estoy segura que después, en su día a día, siguen haciéndolo, pues forman parte de su grupo de soporte.

Por otro lado, el fin de semana pasado un alumno actual de un seminario para profesionales me llamó para preguntarme cómo descargar la plantilla del mapa 1, ya que quería trabajarlo con su pareja el domingo. Esta vez la idea ya no me sorprendió tanto y me pareció excepcional. Él acababa de hacer el suyo y justo estaba aprendiendo cómo trabajarlo profundamente. El jueves en clase le pregunté por la experiencia; me estuvo contando que les había resultado muy bien y que con lo que iba aprendiendo irían revisando.

Analizando lo vivido, quizás ZöN también sea un espacio común de compartir y conversar con aquellos que ya te acompañan, con los que te siguen, te escuchan y te ayudan a comprenderte mejor para la toma de decisiones de vida (en este caso laboral). Aunque los que hayáis pasado por el mapeo ZöN sabréis que va más allá de la vida profesional.

¿Qué planes tienes para estos domingos de primavera? Te propongo tener una conversación dibujada con alguna/as de estas personas compañeras de vida acerca de vuestro universo laboral. Necesitáis poca cosa:

  • Una tarde o una mañana de calma.
  • Un lugar bonito. Igual puede ser una terracita o algún espacio diáfano donde tengáis espacio para dibujar. O un buen suelo a disposición, con unos cojines.
  • Un libro “ZöN” y una plantilla para cada conversador visual (descargar aquí).
  • Rotuladores finos: negro, verde y rojo.
  • Lápices de colores, plastidecores, rotuladores o lo que tengáis a mano.
  • Unas infusiones, un cafetín o una botella de vino (según el momento).
  • Un poco de música siempre es bienvenida.

Una vez lo tengáis todo, solo queda empezar a dibujar. Abrid el libro directamente por el capítulo “Mapa uno: tu trayectoria”. Alguien lee las instrucciones y todos vais dibujando. La idea es combinar momentos de silencio donde cada uno trabaja en su mapa, con momentos de compartir. Un consejo: observad bien los dibujos, qué colores utilizáis, cómo ocupáis el espacio, los detalles, etc.; hablad sobre ellos y claro, reíros y disfrutad del proceso 😉

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