Mapeando con dibujos fue como encontré la forma de definir mi trabajo, y esto me hace sentir feliz: diseño y facilito herramientas visuales para el crecimiento.

Soy diseñadora, diseñar es justo lo que me gusta hacer. Bueno, diseñar y acompañar en el diseño de proyectos ajenos. ¿Qué entiendo por diseño? Desarrollar soluciones para un problema o reto planteado. En la capacidad de identificar bien dónde se quiere llegar está la clave del proceso. Se trata de un proceso vivo, que se va construyendo sobre la marcha, probando y encontrando la solución a medida que la vas trabajando. Así lo planteo cuando diseño una metodología, una herramienta, un taller o un logotipo. Es como dibujar mapas explorando el territorio.

La manera en que más me gusta diseñar es mediante el uso del pensamiento visual. Soy una persona esencialmente visual, desde joven en la universidad ya hacía mapas conceptuales de los libros en vez de resúmenes. El pensamiento visual es una competencia que permite, de forma ágil, espontánea y creativa resolver problemas, estructurar contenidos, encontrar soluciones individual y colectivamente o presentar ideas de forma clara. Todo ello mediante dibujos simples, colores y palabras clave… y además una se divierte.

¿Pero al final cuál es el propósito último de mi trabajo? El crecimiento. Lo que da sentido a mi trabajo es contribuir al crecimiento de las personas y a sus proyectos. Crecer implica tener unas buenas raíces, unos fundamentos claros para poder avanzar y conocerse. Implica también salir de la famosa zona de confort y arriesgar. Implica equivocarse y aprender, ir subiendo escalones imaginarios que nos van acercando a los lugares a los que queremos llegar.

Y hoy me encuentro diseñando mapas pensados con imágenes, porque creo que hay maravillosos tesoros que quieren ser encontrados.

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