El pensamiento visual, o en su término anglosajón Visual thinking, es una competencia innata en el ser humano, se trata simplemente de una forma de organizar los pensamientos mediante imágenes con el fin de reflexionar, comunicar, diseñar, documentar o resolver un problema.

El hombre utilizó las imágenes para pensar y comunicarse mucho antes que apareciera el lenguaje. En sus formas originales, los símbolos de un alfabeto, no dejan de ser imágenes. Cuando somos niños aprendemos fácilmente a dibujar y podemos desarrollar mil historias con nuestros dibujos simples, incluso interaccionar con dibujos de otros para cocrear una historia, nos expresamos libremente con imágenes. Llega un día, no estoy segura de cuando, en que el dibujo desaparece de nuestras vidas y queda relegado a aquellos que tienen un “talento” especial. Disfruto viendo a los padres y madres haciendo garabatos con los lápices de colores, jugando con sus hijos y recordado lo divertido que era dibujar. En los talleres, cuando saco los rotuladores de colores, etiquetas y demás material siempre hay alguien que dice “a mi hija le encantaría” y es cierto, pero a ella también le gusta igual o más que a su hija.

Para trabajar con el pensamiento visual e integrarlo en nuestro día a día es necesario entender que está formado por un vocabulario visual y que éste, se organiza en función a unas estructuras según la necesidad de lo que estemos haciendo. ¿Y cual es el vocabulario visual? Pues se trata de dibujos simples a base de formas básicas para representar cosas o expresar conceptos, líneas y flechas para relacionar elementos, colores y también palabras o textos breves, con letra clara, para reforzar la comprensión. ¿Y cuales son las estructuras? La idea es organizar las imágenes según el objetivo del trabajo que se esté desarrollando. De una forma simple podemos agrupar las estructuras según tres funciones[1]: mostrar el tiempo, las diferencias o las relaciones entre los diferentes conceptos. Para mostrar el tiempo podemos utilizar diagramas de flujo, story boards o metáforas que simbolicen un camino o proceso. Un ejemplo serían las instrucciones de montaje de un mueble. Para mostrar las diferencias hay muchos tipos de gráficos y gráficas a usar según los aspectos a comparar, imágenes comparativas tipo “antes y después” o “aquí y allí”, o usar también metáforas que de una forma más emocional te lleven a identificar los dos aspectos a comparar. Un gráfico de barras que muestre la lluvia recibida durante los diferentes meses del año en una región concreta sería un buen ejemplo. Y, finalmente para mostrar las relaciones entre las ideas, se utilizan mapas conceptuales, mapas mentales[2] , otros tipos de mapas o alguna metáfora que genere relaciones cómo el sistema solar. Algún ejemplo podría ser un genograma familiar o el organigrama de una organización.

Hay vairas formas de utilitzar el pensamiento visual. Se puede trabajar visualmente en base a una plantilla ya diseñada para cumplir con algún objetivo, existen muchas plantillas en el mercado que estructuran procesos concretos. También se puede plantear el ir constuyendo sobre la marcha, a medida que vamos desarrollando el proceso, la conversación o el diseño. Incluso inventando alguna estructura nueva o haciendo una mezcla entre varias para que se adapte a nuestras necesidades. Yo acostumbro a trabajar así, especialmente en procesos de diseño. Me gusta mucho ir creando de forma libre, ya que se puede llegar a sitios inesperados, que trabajar de una forma más estructurada, a veces no permite.

[1] Dave Gray. http://www.xplaner.com/

[2] Buzan, T. & Buzan, B. (1996) El libro de los mapas mentales. Barcelona: Ediciones Urano.

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